domingo, 23 de diciembre de 2012

DECLARACIÓN DE LA ASOCIACION GENERAL RESPECTO A ELENA G. DE WHITE

En la declaración de las creencias fundamentales votadas por la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día en Dallas, en abril de 1980, el Preámbulo dice: "Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como su único credo y sostienen ciertas creencias fundamentales ser las enseñanzas de las Sagradas Escrituras". El primer artículo de esa declaración refleja la comprensión de la iglesia en relación con la inspiración y autoridad de los escritos de la Sra. Elena G. de White, y la relación que estos guardan con las Sagradas Escrituras.

Las Sagradas Escrituras. Las Sagradas Escrituras son la Palabra escrita de Dios, dadas por inspiración divina a través de los Santos Hombres de Dios movidos por el Espíritu Santo. En esta Palabra, Dios ha proporcionado al hombre el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras constituyen la infalible revelación de Su voluntad. Ellas son la medida del carácter, la prueba de la experiencia, el revelador autorizado de las doctrinas y el registro confiable de los actos de Dios en la historia. (2 Pedro 1:20, 21; 2 Tim. 3:16, 17; Salmos 119:105, Prov. 30:5, 6; Isa. 8:20; Juan 17:17; 1 Tes. 2:13; Heb. 4:12).

El Espíritu de Profecía. Unos de los dones del Espíritu Santo es el Don profético. Este don es una marca de la iglesia remanente y fue manifestado en el ministerio de Elena G. de White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una fuente continua y autoritaria de Verdad la cual provee para la iglesia consuelo, dirección, instrucción y corrección. Estos escritos también hacen claro que la Biblia es la medida por la que toda enseñanza y experiencia debe ser probada. (Joel 2:28, 29; Hechos 2;14-21; Hebreos 1:1-3; Apoc. 12:17; 19:10).

La explicación que sigue a continuación es una aplicación de estas declaraciones, originándose en las preguntas que se han levantado recientemente: Estas no deberán tomarse como sustituto a las declaraciones previas o como un añadido a las mismas. La explicación en sí no lleva la intención de ser final en forma o en contenido; es sencillamente una manera de expresar el actual entendimiento de muchos Adventistas del Séptimo Día con relación a aquellas preguntas que tienen que ver con la inspiración y la autoridad de los escritos de Elena G. de White.

Creemos que una correcta interpretación de la inspiración y autoridad de los escritos de Elena G. de White por un lado evitarán que estos escritos sean elevados por encima de las Sagradas Escrituras, mientras que por otro lado evitarán el otro extremo que sean considerados simplemente como literatura cristiana en general.

AFIRMAMOS:

- Que las Sagradas Escrituras son la autoridad final en asuntos de doctrina y práctica.
- Que el canon de las Escrituras se cerró con el Nuevo Testamento.
- Que las Escrituras fueron inspiradas por el Espíritu Santo y por lo tanto son la Palabra de Dios.
- Que la Palabra de Dios está expresada en el lenguaje de los hombres, y por lo tanto representa una unión de lo humano y lo divino.
- Que las Escrituras enseñan que el Don Profético ha de ser manifiesto en la Iglesia, después de haberse cerrado el canon del Nuevo Testamento.
- Que los escritos de Elena G. de White fueron inspirados por el Espíritu Santo y hablan con autoridad a los Adventistas del Séptimo Día.
- Que las enseñanzas doctrinales de Elena G. de White están en armonía con las Escrituras.
- Que la aceptación del Don Profético en Elena G. de White y de sus escritos como inspirados, mientras que no son una prueba de discipulado, es importante para la unidad y el bienestar de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
- Que el uso de fuentes literarias por parte de Elena G. de White y la ayuda secretarial en la producción de sus escritos, se conforma a los procesos de producción de los libros de la Biblia, hasta donde nosotros somos capaces de aprender acerca de estos procesos.

NEGAMOS:
- Que los escritos de Elena G. de White son una adición a las Sagradas Escrituras o que son parte del canon.
- Que los escritos de Elena G. de White pueden ser usados para reemplazar (como substitutos) el estudio de la Biblia.
- Que las Escrituras pueden ser comprendidas solamente a través de los Escritos de Elena G. de White.
- Que los escritos de Elena G. de White pueden ser usados para establecer una doctrina no enseñada por las Sagradas Escrituras.
- Que los escritos de Elena G. de White fueron inspirados de una manera diferente a lo que fueron las Sagradas Escrituras.
- Que sus escritos fueron totalmente el producto de una piedad cristiana.
- Que el uso de fuentes literarias de parte de Elena G. de White, inspiradas o no inspiradas, niegan su inspiración divina.
- Que el recurso de Elena G. de White a la ayuda secretarial o editorial niega la inspiración de sus escritos, así como también negamos que el empleo de ayuda foránea y fuentes foráneos nieguen la inspiración de las Escrituras Bíblicas.

Escrito por: Centro White
Miércoles, 02 de marzo de 2005

viernes, 21 de diciembre de 2012

Elena G. de White y el uso de fuentes


Un abogado de Washington, especialista de derechos de autor, llegó a la
conclusión de que Elena G. de White no cometió plagio y que sus obras no infringen las leyes de derechos de autor.

Elena G. de White no es culpable de infringir las leyes de derecho de autor ni de plagio. Esa es
la opinión de Vincent L. Ramik, socio de Diller, Ramik & Wight, Ltd., un abogado que se especializa en
las leyes que tienen que ver con patentes, marcas y derechos de autor, en Washington, D.C.
El Dr. Ramik comenzó a investigar los escritos de Elena G. de White después que Warren L.
Johns, jefe del Departamento Legal de la Asociación General, solicitó los servicios de Diller, Ramik &
Wight en abril del año pasado, por causa de las acusaciones realizadas contra la Sra. White por Walter
Rea, en aquel momento pastor en Long Beach, California.
Ramik, es católico romano, dedicó más de 300 horas a la investigación de mil casos relevantes
en la historia legal americana. Concluye su opinión legal de 27 páginas con una declaración inequívoca:
“Basándonos en el estudio de los hechos y los precedentes legales ... Elena G. de White no cometió
plagio, y sus obras no constituyen una violación de las leyes de derechos de autor ni piratería”.
El informe legal fue entregado en la oficina de Johns a fines de agosto pasado. Responde
específicamente seis preguntas:
1. ¿Existía una ley federal de derechos de autor entre los años 1850 (cuando Elena G. de White
comenzó a publicar) y 1915 (el año de su muerte) que otorgara a los autores derechos sobre
su producción literaria? Si la hubo, ¿Cuál es la esencia de esa ley? ¿Difería sustancialmente
de las leyes vigentes en 1981?
2. ¿El pago de regalías por parte de los editores era una práctica comercial y legal de aquella
época?
3. ¿Los acuerdos de permisión para el uso de la propiedad literaria era una práctica comercial
corriente en aquella época?
4. ¿Había una norma literaria que establecía el uso de comillas, notas de pie de página y citas
bibliográficas en las obras literarias que utilizaran material literario de otros autores?
5. ¿Qué ley existía entre 1850 y 1915 que pudiera sugerir las características de la protección de
un autor contra la piratería literaria?
6. ¿Hay algo entre las obras publicadas por Elena G. de White que pudiera sugerir la existencia
de piratería literaria (infracción de la ley federal de derechos de autor) de acuerdo con las
normas existentes entre 1850 y 1915?
La producción literaria de Elena de White tiene una extensión de aproximadamente 25 millones
de palabras de una
carrera como escritora de casi 70 años. Una buena cantidad de los más de 90 libros, incluyendo
compilaciones, que resultaron de su pluma han sido traducidos a más de cien idiomas. El hecho de que
Elena G. de White incorporara citas y material parafraseado de otros autores (principalmente
historiadores de la Reforma y escritores devocionales contemporáneos del siglo XIX) en sus libros y
artículos no es lo que ha estado en discusión. Durante su vida, ella y los dirigentes de la iglesia han
reconocido repetidamente ese uso. Pero Walter Rea se tomó el trabajo de identificar las diferentes
fuentes de las que se sirvió. Ese estudio demostró que la Sra. White se había servido de otras fuentes
con más profusión de los que se había estimado previamente.
Libros sin derechos de autor
Ramik descubrió que muchos de los libros de los que Elena G. de White se había servido no
tenían derecho de autor. Pero, continuó diciendo que aunque hubiera estado protegido por la ley, el uso de la fraseología e incluso el de varios párrafos no constituía una infracción de la ley de derechos de
autor, ni plagio.
“Si el problema se hubiera llevado a las cortes entre 1850 y 1915, Elena G. de White no hubiera
sido declarada culpable de infracción a la ley de derecho de autor”, concluyó Ramik.
El especialista en leyes encontró irónico que los más encarnizados críticos de Elena G. de White
ofrecieran “la mejor evidencia” para sostener la posición de la no infracción. “En ningún momento –
señaló Ramik- pudimos encontrar que los libros de Elena G. de White siguiera virtualmente el mismo
plan y carácter que el de los predecesores. Tampoco encontramos, ni han hecho referencia a ello sus
críticos, una intención en Elena de White de superponer sus obras en el mercado con la misma clase de
lectores y compradores”. En vez de ello, invariablemente introdujo una considerable cantidad de
material nuevo al que había utilizado, yendo más allá de los meros “cambios superficiales”, y el efecto
creó una obra literaria completamente original.
Además, “la cabal compilación de las obras de Elena G. de White necesariamente refleja su
trabajo y habilidad. Siendo que no copió (y la evidencia lo establece claramente) de ninguna de las
obras anteriores en un grado sustancial, se mantiene perfectamente dentro de los márgenes legales del
‘uso honesto’.
“Además, siendo que los materiales fueron seleccionados de una variedad de fuentes, y fueron
dispuestos y combinados con ciertos pasajes del texto de la obra original, demostrando de alguna manera
el ejercicio de la discreción, la habilidad, la experiencia y el juicio, el uso fue ‘honesto’”.
La intención es un ingrediente principal que debe demostrarse en los casos de plagio; y Ramik
cree que lo ha probado no solamente por medio de las declaraciones publicadas por la misma Sra. White
sino por lo admitido por sus críticos mismos, de que ella no intentó cometer un fraude al servirse de
otras producciones literarias.
“Procediendo únicamente con las más elevadas intenciones y motivos –dijo Ramik- la Sra.
White modificó, exaltó y mejoró” mucho de lo que otros habían escrito, de una manera completamente
ética y legal.
“Es imposible imaginarse que la intención de Elena G. de White, tal como la reflejan sus escritos
y el esfuerzo prodigioso realizado por ella, no fue otra cosa que un esfuerzo motivado por la sinceridad y
la falta de egoísmo para decir las verdades bíblicas de una manera coherente para que todos los vieran y
las comprendieran.
“Más aún. La naturaleza y el contenido de sus escritos tenía una esperanza e intención: que la
humanidad pudiera comprender la Palabra de Dios”. En su documento, Ramik concluyó:
“Considerando todos los factores necesarios para llegar a una conclusión justa sobre este asunto,
declaramos que los escritos de Elena de White definidamente no constituyeron un plagio”.

INFLUENCIA EJERCIDA POR LOS ESCRITOS DE ELENA WHITE EN EL ÁREA DE LA SALUD


FONDO HISTORICO DE LOS ESCRITOS DE ELENA G. DE WHITE ACERCA DE LA SALUD.
La demanda continua que han tenido los libros de Elena G. de White ha hecho necesaria su frecuente reimpresión y ocasionalmente también ha requerido nuevas ediciones.  El Ministerio Médico fue el primer libro de Elena G. de White, compilado mayormente de fuentes no publicadas, que vería la luz después de la muerte de la autora. Las instrucciones que la señora White dio a su junta de fideicomisarios sirvieron de guía en la publicación de esta obra. En su autorización a la junta, hizo provisión "para la impresión de compilaciones de mis manuscritos." Ella reconoció que en las comunicaciones que dirigió a individuos y a instituciones a través de los años había consejos que serían de gran ayuda a la causa en general. El Ministerio Médico ocupo su lugar junto a otros libros de la misma autora, después de lo cual se han publicado nuevas obras sobre el tema de la salud. Ya que este es sólo un eslabón de una cadena de libros dedicados a este importante asunto, parece apropiado hacer un recuento (v) histórico de las varias producciones de Elena G. de White, tanto en el pasado como en el presente, que se relacionan con los principios de la salud y la obra médica. Esto ayudara al lector a identificar las publicaciones en circulación y las que ya no se imprimen, en este campo vital. En 1848 Elena G. de White recibió instrucción referente a la naturaleza dañina del te y el café; y en 1854 se le impartió luz sobre la importancia de la limpieza y el uso de alimentos no altamente refinados ni demasiado grasosos. Sin embargo, no fue sino hasta 1863 que recibió la primera visión general con relación a la reforma pro salud. Acerca de ella escribió: "Fue en la casa del hermano A. Hilliard, en Otsego, Míchigan, el 6 de junio de 1863, donde el gran tema de la reforma pro salud se abrió ante mi en visión" (Review and Herald, 8 de octubre de 1867). En visiones subsiguientes se le presentaron muchos detalles concernientes a este tema, y estas visiones constituyeron la [viii] base para escritos más detallados en lo relativo a la salud y a la conducción de la obra de la salud en la Iglesia.

LOS PRIMEROS ARTÍCULOS DE ELENA G. DE WHITE SOBRE SALUD.
 La primera presentación general escrita por la señora de White sobre el tema de la salud apareció en un capítulo de treinta y dos paginas titulado "La salud" Este se publico en Spiritual Gifts (Dones espirituales), tomo 4, págs. 120-151, en el verano de 1864. En este artículo expuso en forma condensada los grandes principios que se le dieron en la visión de 1863. Este material esta disponible hoy en reimpresión en forma de facsímil de los volúmenes de Spiritual Gifts.
Reconociendo de alguna manera la magnitud de la obra de guiar a 3500 adventistas del séptimo día hasta una comprensión plena del mensaje de la reforma pro salud, en (vi) 1865 Jaime y Elena White publicaron seis folletos titulados "La salud, o como vivir." Cinco de ellos contenían sesenta y cuatro páginas, y uno, ochenta páginas. En cada uno había un artículo de la pluma de Elena de White, titulado, "La enfermedad y sus causas." Junto con los artículos de la señora White había materiales afines tomados de los escritos de médicos y ministros, y artículos especialmente preparados por Jaime White y otros, para estos tratados. Cada uno estaba dedicado a un tema de salud fundamental: el régimen alimentario, el matrimonio y la vida hogareña, el uso de las drogas, el cuidado de los enfermos y la higiene, el cuidado de los niños y la vestimenta apropiada para estos, como también la vestimenta saludable. En 1899 y en 1900, los seis mensajes de Elena G. de White fueron publicados como artículos en la Review and Herald. En 1958 fueron incluidos en un apéndice de sesenta y nueve páginas en el tomo dos del libro Mensajes selectos. El artículo titulado "Una apelación a las madres" fue al comienzo un tratado de salud sobre un área más especializada, y se imprimió en 1864 en un folleto con ese titulo. En 1870 Jaime White lo incluyo, como una contribución, en una obra de 270 páginas titulada Una Solemne Apelación referente al vicio solitario. Amplias porciones de este artículo aparecen hoy en La Conducción del Niño en la sección titulada "La preservación de la integridad moral." Los mismos consejos básicos se encuentran en Testimonios para la iglesia, tomos 2 y 5.
LA TEMPERANCIA CRISTIANA Y LA HIGIENE BÍBLICA, 1890
Una obra titulada La Temperancia Cristiana y la Higiene Bíblica se publico en 1890. La primera porción, La Temperancia [ix] Cristiana, fue escrita por Elena de White y la segunda, acerca de la Higiene bíblica, fue compilada de los escritos de Jaime White. En las primeras 162 páginas la señora (vii) White presentaba principios básicos de salud en una forma más popular y abarcante. Cincuenta años después este material forma la base para el libro El Ministerio de Curación. Además 9 de los 18 capítulos escritos por la señora de White en el libro de 1890 fueron reimpresos total o parcialmente en 1923, en Consejos Sobre Salud y en Fundamentos de la Educación Cristiana. Los otros capítulos fueron detalladamente utilizados en El Ministerio de Curación.
LA VIDA SALUDABLE, 1897
En 1897, mientras la señora White estaba en Australia, el doctor David Paulson, entonces obrero del Sanatorio de Battle Creek, compi1ó un gran numero de extractos y párrafos de los escritos de Elena White referentes a la salud, y los arregló en orden temático. Esta colección, titulada La Vida Saludable, apareció ocho años antes de la publicación de El Ministerio de Curación. El libro, de 284 páginas, se convirtió en una ayuda valiosa para la enseñanza, y se hicieron por lo menos tres impresiones de este trabajo. No obstante, con la aparición de El Ministerio de Curación, en 1905, la compilación de Paulson se dejó de publicar. La señora White apreció esta compilación, pero por supuesto carecía de la continuidad que caracteriza sus libros.
EL MINISTERIO DE CURACIÓN, 1905
La señora White hizo una presentación completa del tema de la salud en El Ministerio de Curación, un libro de 516 páginas que dirigió tanto a lectores adventistas como a no adventistas, de Norteamérica y el extranjero. Al preparar sus cuarenta y tres capítulos dependió ampliamente del material publicado en La Temperancia Cristiana y en La Higiene Bíblica, aunque amplió y escribió de nuevo el material. Al tiempo del fallecimiento de la señora White en 1915, este era su único libro obtenible referente a la salud.
CONSEJOS SOBRE SALUD, 1923
Los amplios principios de la vida saludable se habían presentado en El Ministerio de Curación. Sin embargo, en los artículos de la señora White que habían aparecido en los periódicos de la iglesia, en los Testimonios para la iglesia; y [x] en ciertos libros que ya no se imprimían, había muchos mensajes adicionales. Estos contenían instrucción necesaria relativa a los principios de la salud, al manejo de las instituciones adventistas del séptimo día y en cuanto a la promulgación del mensaje de la salud. Los fideicomisarios del patrimonio White reunieron dichos materiales en el libro Consejos Sobre Salud, publicado en 1923. Este tomo, de 634 páginas, reunía todo lo que había aparecido impreso en una u otra forma, transformándose en una obra de gran servicio para la Iglesia y especialmente para el personal médico.
EL MINISTERIO MÉDICO, 1932
La promulgación del mensaje de la salud fue por cincuenta años un tema de la más alta preocupación para Elena G. de White. Ella escribió más sobre el campo de la salud que sobre cualquier otro tema de aconsejamiento. Muchos de sus documentos manuscritos, dirigidos a médicos, administradores institucionales, enfermeras y personal de sanatorios contenían consejos de importancia vital. Las copias de estos escritos se guardaran en archivos. Muchos de los consejos dan dirección a la obra médica. Otros, escritos en tiempos cruciales durante el desarrollo de los diversos aspectos de nuestra obra médica, son importantes amonestaciones. Algunos fueron mensajes escritos para salvar a un obrero que enfrentaba un peligro especial. La instrucción en sí misma es siempre actualizada. Este libro, El ministerio médico, es en esencia una selección de estos consejos dirigidos al personal médico y a otros (ix) vinculados con las instituciones médicas adventistas del séptimo día. Los consejos se han redactado y se han publicado para que otros puedan beneficiarse de ellos. El prefacio fue escrito por A. G. Daniells, presidente por muchos años de la Asociación General y uno de los fideicomisarios escogidos por la señora White para cuidar de sus escritos. Cuando se publico el libro por primera vez, el pastor Daniells era también presidente de la Junta del Colegio de Médicos Evangelistas.
CONSEJOS SOBRE EL RÉGIMEN ALIMENTICIO, 1938
Para 1926 el doctor H. M. Walton, entonces maestro en el campo de la nutrición en el Colegio de Médicos Evangelistas, reunió los materiales de Elena G. de White, de fuentes publicadas y no publicadas, que tenían relación con el tema del régimen alimentario y de los alimentos en general. Este material, preparado en colaboración con los fideicomisarios del Patrimonio White, fue impreso en Loma Linda con fines didácticos, en una obra de 200 páginas, [xi] en rustica, a dos columnas, titulada Estudios basados en los testimonios sobre el régimen alimentario. Los materiales fueron ordenados por temas para una referencia más fácil. Finalmente se discernió el valor de una circulación más amplia de este material entre los adventistas del séptimo día. Los fideicomisarios del Patrimonio White tomaron estos materiales, omitieron algunas repeticiones, y los suplementaron con nuevos materiales de fuentes no publicadas; también añadieron algunas secciones; así salió a la luz lo que ha resultado ser la obra más popular, el libro de 600 páginas Consejos sobre el régimen alimenticio. Sus consejos, ordenados en forma de temas y con un índice cuidadoso, hacen que las declaraciones combinadas del Espíritu de Profecía sobre la dieta, sean asequibles fácilmente para el estudio.
LA TEMPERANCIA, 1949
El libro de 300 páginas adecuadamente titulado La temperancia, coloca ante la iglesia toda la gama de consejos de la pluma de Elena de White, tomados de todas las fuentes, publicadas y no publicadas, que tienen relación con ese tema. Aparecen allí como apéndice tres apelaciones que hace la autora acerca de la temperancia. Este libro se ha convertido en un verdadero manual para los obreros de la temperancia.
EL MINISTERIO DE LA BONDAD, 1952
La obra de bienestar social de la Iglesia Adventista del Séptimo Día combina la obra de la salud con las acciones de servicio cristiano en el vecindario. En sus 350 páginas, El ministerio de la bondad provee los consejos de Elena G. de White acerca de estos importantes aspectos del ministerio. Las experiencias de la señora White en el terreno del bienestar social culminan esta obra. Este libro también es un manual en su campo. Estos cinco volúmenes disponibles actualmente, junto con porciones del tomo dos de Mensajes selectos, contienen toda la serie de consejos de Elena G. de White sobre el tema de la salud y del manejo de nuestra obra de la salud.
CONSEJOS VITALES PARA HOY
Es interesante observar que ha transcurrido un siglo desde que se llama la atención de los adventistas del séptimo día al tema de la salud por medio de las visiones dadas a Elena G. de White. Estos consejos han resistido el escrutinio más estricto de científicos renombrados. Los hallazgos de investigadores serios añaden día a día evidencia confirmatoria a la exactitud científica de los consejos de Elena de White. Cuando la señora White, una lega en el campo de la (xi) ciencia médica, con una educación muy limitada, empezó [xii] en la década de 1860 a exponer sus puntos de vista sobre la salud, era natural que algunos buscaran asociar sus exposiciones con los escritos de ciertos médicos contemporáneos. A la sugerencia de parte de unos pocos de que las opiniones de los que la rodeaban habrían sido la inspiración real de sus escritos en el campo de la salud, ella respondió franca y simplemente, después de referirse a la visión del 6 de junio de 1863: "Yo no leí ninguna obra sobre salud hasta después de escribir Spiritual Gifts (Dones espirituales), tomos III y IV, Una apelación a las madres, y hasta después de haber bosquejado la mayoría de mis seis artículos para los seis números de Como vivir..... "Al presentar el tema de la salud a amigos donde yo trabajaba en Míchigan, en New England y en el Estado de Nueva York, y al hablar en contra de las drogas y la alimentación a base de carne, y en favor del agua, el aire puro y una dieta apropiada, a menudo la respuesta era: 'Usted habla muy parecido a las opiniones que se enseñan en Las leyes de la vida y otras publicaciones de los doctores Trali, Jackson y otros. ¿Ha leído usted esa publicación y esas obras?' Mi respuesta fue que no lo había hecho, ni las había leído hasta después de escribir completamente mis puntos de vista, no fuera que se llegara a decir que había recibido mi luz sobre el tema de la salud de parte de los médicos, y no del Señor" (Review and Herald, 8 de octubre de 1867). De nuevo ese año al referirse a sus escritos sobre el tema de la salud, ella declaro: "Mis puntos de vista fueron escritos independientemente de los libros o de las opiniones de otros" (Manuscrito 7, 1867). Ciertos hombres líderes en nuestras filas en 1864 (xii) comentaron acerca de este punto en conexión con la publicación del artículo de Elena G. de White en Una apelación a las madres. Después de la presentación de 29 páginas que ella hace, se introdujo cierto testimonio médico allí. Entre el artículo de Elena G. de White y estas declaraciones de otros escritores, los fideicomisarios de la Asociación Publicadora de los Adventistas del Séptimo Día insertaron la siguiente nota significativa: "Hemos creído pertinente añadir a lo anterior los siguientes testimonios de hombres de alta posición y autoridad en e1 mundo médico, que corroboran los puntos de vista presentados en las páginas precedentes. Y en justicia a la escritora de aquellas páginas, diríamos que no había leído nada de los autores aquí citados, ni había leído otros trabajos sobre este tema, en forma previa a colocar en nuestras manos lo que ella ha escrito. Ella no es, por lo tanto, una plagiaria, a pesar de haber declarado verdades importantes [xiii] a favor de las cuales han dado testimonio hombres que merecen nuestra más alta confianza. Los Fideicomisarios." Para aquellos que sugerían que los escritos de la señora White reflejaban las conclusiones de los innovadores médicos contemporáneos, uno solo necesita observar los pronunciamientos conflictivos de aquellos tiempos y preguntar: "¿Como podía una lega sin información de aquel día conocer que seleccionar y que rechazar?" Pocos de los conceptos populares de aquel día sobreviven, sin embargo los consejos de la señora White no solamente permanecen hoy sino que son reforzados por los últimos descubrimientos en clínica y laboratorio.

OBJETIVOS Y CONDICIONES DE PROSPERIDAD CONSTANTES

Se han hecho grandes avances en el mundo médico (xiii) desde la muerte de Elena de White en 1915. Aunque estos avances han traído ajustes en los detalles de la práctica de la medicina, no han hecho pasar de moda el valor terapéutico del “aire puro, el ejercicio, la dieta apropiada, el uso del agua," y "la confianza en el poder divino," los cuales Elena G. de White enumeró como "los remedios verdaderos". Mientras los métodos modernos de diagnostico rápido y de tratamiento de las enfermedades han acortado el tiempo en que los pacientes deben permanecer en una institución médica, y si bien es cierto que esto tiene su consecuencia sobre la operación de las instituciones adventistas del séptimo día, los principios básicos establecidos en los consejos de Elena de White constituyen una guía segura y realizable hoy. Escribiendo reflexivamente, la señora White declaro: Mientras nuestra obra se ha extendido y las instituciones se han multiplicado, el propósito de Dios en el establecimiento de ellas permanece igual. Las condiciones de prosperidad son las mismas" (Testimonios para la iglesia, tomo 6, pag. 224). Se nos puede dar certeza una y otra vez de la permanencia continua de estos consejos en las líneas médicas. Al estar de pie frente al Congreso de la Asociación General en 1909, ella dijo: "Se me ha mostrado que los principios que se nos dieron en los primeros días del mensaje son muy importantes y deben ser consideradas, en realidad tan conscientemente hoy, como se hizo entonces" (Testimonios para la iglesia, toma 9, pag. 158). Los principios se mantienen, aunque las circunstancias cambiantes pueden hacer necesarios ajustes en la aplicación de algunos de los principios. En efecto, Elena G. de White escribió con relación a la obra de la recién establecida facultad en Loma Linda: (xiv) "No podemos establecer una línea precisa para que se siga incondicionalmente. Las circunstancias y las emergencias [xiv] se presentarán y el Señor debe dar instrucción especial; pero si empezamos a trabajar dependiendo completamente del Señor, velando, orando y andando en armonía con la luz que el nos envía, no seremos dejados para avanzar en tinieblas" (Carta 192, 1906).



LOS TESTIMONIOS Y EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS
El significado de ciertos términos también puede cambiar notablemente en un período de años. Sin embargo, un estudio cuidadoso de los principios básicos que se revelan mediante una acumulación de consejos, aclara la intención de la autora y con ello el debido curso de acción.
El estudiante de los consejos sobre salud de Elena G. de White es consciente de la condenación frecuente del uso de drogas y la apelación para el empleo de remedios sencillos. Hace cien años, y por muchos años subsiguientes, los remedios que emplearon los médicos fueron normalmente los que hoy reconocemos como venenos potentes. La causa de la enfermedad era desconocida a menudo. La teoría del germen todavía no estaba bien establecida y los tratamientos usualmente atacaban los síntomas. Cualquiera que este familiarizado con la literatura médica de aquel tiempo reconoce la alta tasa de mortalidad y la corta expectativa de vida; es consciente de la naturaleza de muchos de los medicamentos que utilizaban los médicos. Muchos murieron como resultado del uso de las drogas prescritas.  La voz de Elena G. de White clamando contra este menosprecio de la vida no era una voz aislada, ella hablaba con un corazón que podía sentir y una mente iluminada e inspirada. El estudiante cuidadoso evitara aplicar mal las referencias a las drogas. No aplicará en forma general la condenación de las drogas a los remedios probados, obtenidos por (xv) medio de la investigación científica. Hallará al revisar las declaraciones de Elena G. de White, colocando línea sobre línea y precepto tras precepto, que sus referencias a "las drogas fuertes," a "las drogas venenosas" y al uso de "medicinas que dejan tras sí efectos dañinos en el sistema," son factores calificativos que deben tomarse en cuenta. Ver las declaraciones compiladas sobre el uso de drogas en Mensajes selectos, tomo dos, págs. 319-327.
Descubrirá que la señora White empleo los medios curativos y aprovecho las ventajas de los verdaderos avances [xv] de la ciencia médica durante los últimos años de su vida. Observará que su posición no fue ni extrema ni fanática, sino racional y al día con los verdaderos avances científicos, con una estimación conservadora de aquellos hallazgos. Observará que en los consejos del Espíritu de Profecía en cuanto a la salud, el énfasis esta sobre la medicina preventiva. Hay un llamamiento a cuidar el cuerpo, a cultivar hábitos sencillos de vida y a aprovechar los agentes restauradores disponibles para todos. El personal médico, al buscar entender la prevención, la causa y el tratamiento de la enfermedad, y al tratar de emplear la obra médica como el "brazo derecho" del mensaje del tercer ángel, hallará que estos consejos, advertencias y palabras de aliento, son de origen divino, y constituyen una ayuda adecuada.

La Junta de Fideicomisarios de los Escritos de Elena G. de White, Washington, D. C.
10 de noviembre de 1962